martes, 5 de enero de 2010

Testamento de Enrique Pinti

YO, hombre del medio pelo argentino, en mis cabales y absolutamente responsable del momento que me toca morir, digo,vivir, dejo todo mi agradecimientoa las fuerzas vivas, muy vivas, yo diría avivadas, que me gobernaron con total falta de respeto e idoneidad profesional. A los conservadores aristocráticos de la primera hora, les dejo un manual de Historia Argentina para que relean a ver dónde mierda dice que en una repúblicademocrática alguien puede creerse superior a los demás por cuestiones de linaje y casta, sobre todo, siendo hijos de inmigrantes como cualquiera, en nombrede esa prosapia trucha, con horrorosos latifundios dignos del peor señor feudal del medioevo en pleno siglo XX y cagarse en el pobre, insultándolo conuna caridad que, en el 90% de los casos, es humillante e insuficiente. A los correligionarios radicales les dejo una brújula para que, al saber dónde está el sur y dónde está el norte, sepan también definirse entre la izquierday la derecha o el centro en vez de ser alternativamente pseudo-bolches o gorilas conservas. A los distinguidos camaradas de las izquierdas argentinas les dejo un manual titulado "¿Qué Es la Clase Obrera?", con modelo para armar incluido, a versi así pueden explicarse qué les faltó para lograr un puto voto del laburante que, ante la confusión de prédicas que iban desde el hermetismo intelectuala la declaración de guerra de guerrillas, prefirieron (y esto debe ser único en el mundo) votar a la derecha o apoyar dictaduras populistas. A los compañeros peronistas les dejo un manual de la contradicción perpetua y fanática donde se explica cómo un movimiento populista que luchó contra elconservadurismo puede llegar a ser un movimiento conservador que acusa de populistas a los que luchan contra los conservadores y cómo se puede glorificara Evita haciendo todo lo contrario de lo que hacía ella. También les dejo un bombo para que lo conviertan en shopping y un CD doble con canciones de Menemy música de Palito Ortega cantado por María Julia. A los milicos que tengan menos espíritu de cuerpo. Y a los curas que tengan menos cuerpo y más espíritu. Y a las generaciones venideras sepan que hubo una vez un país rico, grande, lleno de buena gente al cual unos pocos pícaros avivados hundieron sin remedio. ENRIQUE PINTI

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